martes, 8 de noviembre de 2016

WOLF CREEK: UN APRENDIZ DE COCODRILO DUNDEE MUY MALO

Esta mini serie de 6 capítulos replica de forma extendida lo ocurrido en la película de mismo nombre estrenada en 2005. No aporta nada nuevo al género slasher, si acaso la estética Cocodrilo Dundee del asesino en serie y el desolador entorno del desierto australiano con sus vastos parajes deshabitados,perfecto escenario para el aquí te pillo, aquí te mato.

Una vez vista reconozco que la serie es como la bollería industrial: mala pero con un sabor que empuja a su consumo y que genera adicción. Echa mano de forma exasperante de los tópicos de las películas de terror y desespera por su débil guion, lleno de trampas e incongruencias, pero mantiene latente un sugerente desasosiego, sin duda favorecido por interminables y solitarias carreteras en medio de la nada,una exaltación de la impunidad que excita sobremanera al fanático de las películas de terror.

Cierto, son agobiantes, desgarradores, pero a la vez bellos los paisajes de la siniestra persecución, quizás  lo mejor de la serie junto a los títulos de crédito del comienzo, muy del estilo True Detective, con esa inconfundible superposición de imágenes,predominio del blanco y negro y una canción que se vuelve pegajosa para la memoria tras escucharla un par de veces.

La pena es que el guion,parte esencial de la serie haga aguas,un ir y venir de personajes que se cruzan y encuentran como si Australia fuera la zona norte del Barrio de Vallecas (Madrid), siendo irrelevantes los cientos de kilómetros recorridos por azarosos caminos. Quizás para justificar tan sorprendente y tozudo cúmulo de casualidades la guionista eligió Rome (Roma) para uno de los destinos porque,como alguien dijo,todos los caminos conducen a Roma, lugar de encuentro.

Cárceles con ventana al exterior,violadores que aparecen dentro del coche de la protagonista en mitad del desierto,picaduras de serpiente curadas por ángeles de la guarda, persecuciones risibles,visitas absurdas a familiares de desaparecidas, huídas imposibles,personajes mal definidos,actitudes poco ajustadas a la realidad que provocan sonrisas condescendientes...

En resumen: un cúmulo de despropósitos argumentales condimentados con un ingrediente secreto que provoca su consumo desaforado...que queramos comérnoslo hasta el final.

Yo lo he hecho.

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