Vistas las cuatro primeras Temporadas la sensación que me deja es agridulce, alterna momentos brillantes con fases mediocres y relleno,mucho relleno para cubrir el abundante metraje de cada temporada, aunque debo reconocer que genera adicción. Es como un cuadro realizado con técnica impresionista: de lejos el paisaje parece nítido,lleno de color, pero si nos acercamos lo suficiente está pintado a golpe de brochazos, sin trazos contínuos que delimiten las formas.
La primera temporada es posiblemente la mejor: aporta la frescura de lo nuevo, introduce al espectador la compleja y traumatizada personalidad de Dexter, su famoso código y las motivaciones que transforman a un honorable analista de manchas de sangre en un asesino cuidadoso y metódico, un justiciero que finiquita por la vía rápida a asesinos que no han sido condenados.
En la primera temporada le sigue el rastro al Asesino del camión de hielo, un asesino que mata prostitutas y que resulta ser (¡ojo,spoiler!) el hermano de Dexter. Acaba seduciendo a su hermana Deb para estar lo más cerca posible de él y así conocer en profundidad al protagonista.
Lo mejor, la voz en off que acerca al espectador los pensamientos de Dexter y la trama policial, bien elaborada, aunque con algunos fallos de guión que no deslucen el conjunto.
Lo peor: el final,ya que nos hacen creer que el Ruddy tiene telepatía para leer el pensamiento de Dexter.Solo así se explica su repentina intención de aislar en una barca a Deb y matarla ante el convencimiento de que Dexter ha descubierto que él es el asesino.
La segunda temporada decae con respecto a la primera. Creo precipitado el descubrimiento por parte de la policía de los restos que Dexter fue tirando al mar en bolsas para deshacerse de sus víctimas. Se convierte en el objetivo de la policía. Si tenemos en cuenta las temporadas posteriores que protagoniza la intriga principal se desvanece. Hay que hacer un gran esfuerzo de ingenuidad para buscarle tensión. Hubiera sido más beneficioso para la serie el haber pospuesto esta trama hasta la temporada final.
¿Lo peor? Toda la trama de Doakes, desde su obsesión enfermiza por el protagonista hasta su muerte, un malabarismo inverosímil de los guionistas para que fuera Lila la que le matara y así dejar limpias las manos de Dexter, al que le salió un doloroso grano en el culo, pero un grano que no era un asesino. Tampoco es creíble el periplo que recorren las muestras de sangre que Dexter colecciona de sus asesinatos una vez que Doakes las tiene en su poder, todo demasiado rebuscado para que Dexter no sea descubierto.
Tampoco aportan nada a la trama los problemas personales de la jefa de policía o las desavenencias de Rita con su madre, por no hablar de Lila, la novia que comienza siendo una mosquita muerta pero que acaba transformada en un monstruo tóxico e implacable.
Lo mejor: la aparición del responsable del FBI Lundy, que aporta empaque y método a la investigación del asesino de la bahía.
De la tercera temporada apenas voy a hacer comentarios, sin duda la peor: aburrida, monótona, con una trama absurda y un final para olvidar.
La cuarta temporada la serie vuelve a coger altura con un asesino múltiple carismático al que apodan Trinity porque lleva matando de 3 en 3 desde hace treinta años. Dexter, que siempre va por delante de la policía en la búsqueda de asesinos le encuentra y logra entrar en su círculo de confianza, conoce a su familia y entabla una amistad ficticia para conocerle mejor.
Por primera vez en la serie alguien comparte protagonismo con Dexter durante una temporada completa, nos invitan a conocer su universo personal, hay un esfuerzo por darle peso, como si los guionistas se esforzaran en advertirnos que no es uno más sino alguien que podría marcar un antes y un después en Dexter. Lo cierto es que el punto álgido de toda la serie, con un clímax difícil de olvidar se alcanza en el último capítulo esta cuarta temporada, memorable por el impactante final pero todo un cúmulo de despropósitos e incoherencias que merecen un análisis más detallado.
Un hecho destacable es la evolución psicológica de Dexter, desde aquel psicópata desesperado por aparentar normalidad en su comportamiento, incapaz de sentir empatía o experimentar emociones afectivas hemos pasado a un Dexter capaz de amar y añorar, integrado en su trabajo y responsable padre de familia.
Creo que Dexter es una serie interesante (con sus defectos y fallos de guión) y adictiva que merece la pena ver, aunque le falta regularidad y un guion más consistente para entrar en el selectivo Olimpo de las mejores series.
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